jueves

Eran aproximadamente las dos de la mañana y un estruendoso ruido de cristales rotos se introducía en la habitación. Sin saber de dónde provenía se preparó para huir lejos, allí donde las palabras se apagaban para quedarse vacías, apolíticas, suicidas. Siempre se había considerado una persona ignorante. Y sabiendo que la ignorancia es felicidad se marchó, alma empobrecida y marginalmente acompañada. Tal vez cuando quieran que vuelva sea demasiado tarde para encontrarla.

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