martes

En el momento en que se comportó como un cable desconectado, sin contacto con la real realidad sino con la suya propia, él se desnudó y le enseñó parte de aquello que aún no conocía. Y así, arreglando la chaqueta que antes había tirado por la borda, hizo de aquella noche algo inolvidable. Por eso, aunque debiera marcharse, se queda día tras día para abrazarle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario