domingo

Y al acostarme mis pies fríos no encontraban los tuyos, solo el blanco roto de la pared en mi cama. Entonces, al cerrar los ojos, lo vi más claro que de costumbre y te eché de menos, te eché tanto de menos que desearía poder decírtelo de alguna forma. Mírame a los ojos, creo que así podrás entenderlo.

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